Peli de terror con ese tufillo de los ochenta que tanto me gustan. Familia feliz con bromas cutres y risas forzadas, pocos medios pero con buenas escenas de gore para la época. Además tiene ese elemento de por sí acongojante en estas pelis, niños. En este caso no un niño cualquiera, más bien un niño cabroncete que se pirra por matar y hacer la puñeta.
A pesar de estar sacada de la, ahora oxidada, fábrica de churros de Stephen King, deja un regusto de peli de terror decente.
Califiación: Potable
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