Creo recordar que no aguanté la original más de media hora, pero es que era algo extraño y sin sentido como suele ser en muchas ocasiones el cine oriental. Teniendo en cuenta que todo lo que sabía era la mítica escena del martillo, no me compensaba en ese momento el aburrimiento sufrido. Sin embargo, el remake americano la convierte en algo más digerible y razonablemente entretenida mezclando violencia e intriga con un argumento retorcirdo, donde el clímax del enrevesamiento llega al final.
Calificación: Tiene un pase
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