Madre!

Darren Aronofsky sabes que te va a dar algo diferente siempre, aunque ello no signifique que te vaya a gustar. Por eso su última peli me interesaba bastante a pesar de desconocer absolutamente su argumento o críticas.

Las primeras imágenes son de estas que no tienen explicación (hasta el final) y ya te plantean que algo normal no va a ser. Tras un desarrollo inicial más o menos intrascendente, empiezan a suceder situaciones que te dejan algo descolocado, y sólo te queda dejarte llevar a medida que la concatenación de sucesos es cada vez más y más surrealista, dejándonos igual de flipados que la protagonista principal. Llegados a este punto es el momento de calificarla como ida de pinza sin retorno, y te conviertes en un mero espectador de escenas inexplicables, salvo para su director. Hay quien quiere ver la relación entre musa y autor ególatra, otros un simbolismo religioso, y puede que sea todo eso, pero lo cierto es que el resultado es un bodriazo sin pies ni cabeza. Y yo que pensaba que sería una peli de miedo. Mejor será que vuelva a la senda de pelis como Cisne Negro o El Luchador.

Calificación: Te deja ojiplático

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