Estamos en una época que surgen remakes y secuelas que buscan evocar la nostalgia de tiempos mozos, recurriendo a películas conocidas por todos. Cuando piensas en Mary Poppins tienes un recuerdo de alegría, color y diversión que con esta secuela, más o menos directa, se recupera totalmente. Las canciones y coreografías alegres y luminosas inundan la pantalla y, a pesar de que a mí no me llamaba mucho, terminan por engatusarte en este mundo happy de color de rosa, donde todo se acaba solucionando a través de entusiasmo e ilusión.
Calificación: Supercalifragilística
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