Así como la primera sí que era de terror, con una estética potente aderezada con mucha sangre y que podía gustarte o no, pero que tenía algo que ofrecer, el resto de secuelas fueron una caída libre hacia una concatenación de escenas de muerte sin una trama a la que agarrarse. Nada que ofrecer salvo aburrimiento.
Calificación: Castaña
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