Fui a verla sin más conocimiento que hora y media en un lugar claustrofóbico y con las buenas críticas cosechadas en los festivales de cine. Sin ver trailers, ni imágenes, ni nada. Así es como más disfruto una película, dejándote que te sorprenda. De hecho, recuerdo que la última vez que he visto algo así fue con Saw. Simplemente sabía que era de terror, con giros de guión, vi un poco de sangre, y me fui de cabeza.
En este caso, la tensión va increscendo a medida que pasan los minutos mientras vas acompañado al protagonista en su trágico destino. Mezcla momentos drámaticos con una clara crítica política, aunque la tensión trepidante que lo envuelve todo, nos deja sin respiración y nos empuja simplemente a ver que ocurrirá en los próximos minutos. Esta es una de esas películas que gana (si no lo es todo) en un cine.
Los últimos 20 minutos son de infarto. De hecho, he de reconocer que salí con mal cuerpo del cine, con un gusanillo que te acompaña hasta casa.
Calificación: Excelente
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