Película de sobra conocida que a pesar de su antigüedad sigue conservando ese suspense que te atrapa gracias también a la angustiosa banda sonora. En su día supuso una conmoción tremenda y hoy en día se sigue usando como argumento en muchas películas del género. Además de las famosas escenas de la ducha, la mansión o el ojo a través de la pared, a mí particularmente me encanta la escena final. Esa sonrisa maquivélica de Norman Bates que te deja con el miedo en el cuerpo.
Calificación: Grande
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