Las última pelis de vampiros se veian excesivamente efectistas o moñas, en el peor de los casos. Pero en esta ocasión, aunque no hay un exceso de vampirismo y sangre como cabe esperar del príncipe de las tinieblas, sí mola el hecho de personificar al empalador y mostrar una historia que relaciona el mito con la historia. Además, hay peleas chulas y los momentos vampíricos, aunque escasos, están logrados.
Calificación: Aceptable
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