Jason Statham es sinónimo de acción. Se ha encasillado, prácticamente, en ese papel de tipo duro, apacible hasta que alguien llama a su puerta para pedir a gritos una par de yoyas. Así es el prota de esta peli que juega con el suspense y la acción a partes iguales. La acción nos llega a cuenta gotas, hasta que la situación lo empuja a pasar de la vía diplomática a la violenta para zanjar sus problemas. Lo típico en estos casos, pero por mucho que se repita, nos sigue gustando igual.
Calificación: A falta de pan, buenas son tortas
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