La máquina de churros de los Fast & Furious parece que llega a su fin, y lo hacen a todo trapo. Digo que parece porque se han dejado un personaje central por el camino y porque ya no hay malos a los que zurrar. Cada capítulo buscaba superarse en fantasmadas, pero creo que esta última se ha llevado la palma. Bien dirigidas por el maestro del terror James Wan, que se pasa a la acción de forma muy creativa, mostrándonos unas secuencias de acción desenfrenadas y duraderas.
Eso sí, hay que obviar como siempre que un tipo como Statham le pueda aguantar unas yoyas a la Roca o que los únicos válidos para salvar el mundo sean un mecánico hormonado y su equipo de macarras.
Al ser la peli póstuma de Paul Walker, hay un recordatorio final bonico y alegórico (ese coche blanco que se separa del camino que sigue Vin Diesel)
Calificación: Entretenida
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