Bohemian Rhapsody


Todas los biopics de música comienzan similares. Unas primeras imágenes del concierto mítico, punto de inflexión o redención para que el público conecte y empiece a tope, para luego retrotraernos a los orígenes o al momento desde el que comenzar a contar la historia. Todas las historias suelen ser iguales. Comienzos humildes o de la nada, auge, hundimiento personal o profesional al no saber asimilar el éxito y finalmente redención. Ahora bien, la forma de contarlo y saber hilar las canciones y demás es donde radica el éxito.

Queen es conocido por todo el mundo, creo yo, aunque sea de oídas o por sus canciones más famosas. No es lo mismo que Johnny Cash o Ray Charles que también tuvieron biopics recomendables de ver. Las películas musicales suelen disfrutarse más en el cine y esta en concreto gana muchísimo al verla así. La historia nos cuenta los inicios del grupo (cuyos protagonistas están muy bien caracterizados) de forma bastante rápida para luego ir mostrándonos la génesis de sus más míticas canciones. Esa transición se hace muy entretenida y se centra mucho en hacer disfrutar al público con las canciones (tanto en su grabación como en los conciertos), alcanzando su punto álgido en el concierto final del Live Aid que reproducen casi al completo y te hace vivir la experiencia de haber estado allí. Es potente, muy inmersivo y para mí, que he crecido con Queen, muy emotivo. Consiguió emocionarme como pocas veces me ha sucedido en un cine.

Calificación: Show must go on

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