A James Wan está claro que le molan los muñecos, ejemplos claros son Saw, Silencio desde el Mal o Annabelle. Sin embargo, aquí no dirije, sólo pone la pasta para una Chucky más moderna cuyo resultado es más creepy, por su aspecto realista, que terrorífico. La peli nos da lo que esperamos sin grandes sorpresas, siendo una oportunidad perdida haberle rebajado el gore en pos de una audiencia más amplia.
Calificación: Cumple
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