Clint Eastwood siempre es motivo de atención ya que sus películas tienen un toque de calidad inconfundible. De un tiempo a esta parte, su mirada se posa en el retrato de "héroes americanos". Personas ordinarias que por circunstancias diversas cargan con la maldición de convertirse en héroes nacionales sin quererlo, como en el caso de El Francotirador o Sully. La peli que nos ocupa nos presenta otra historia real bien narrada, que nos refleja perfectamente el carácter del personaje y que, a pesar de lo que vemos, consigue hacerte dudar en ocasiones hasta que se evidencia el sinsentido de esta persecución. Pero la crítica más dura, creo yo, va dirigida a los medios con ese afán de publicar una exclusiva a cualquier precio, sin importar las consecuencias, escudándose en el maltratado derecho a informar, que a fin de cuentas es lo que desencadena todo este desastre.
Y ello nos lleva a la absurda polémica con la que arrancó esta película y que no tiene por donde cogerse. Es más, si no hubiese surgido, nadie se la hubiese planteado porque es un detalle totalmente aislado que, siendo ficticio, podría haberse dado perfectamente. Lo que no se han dado cuenta es que, sin intentar entrar en spoilers, el que peor imagen proyecta en toda la película es el hombre y no la mujer, que finalmente obtiene una pequeña redención.
Calificación: Buena
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