No es ningún secreto que soy fan de Chucky, como bien sabrán mi enorme legión de seguidores. Pero este hecho no nubla mi juicio a la hora de juzgar esta cuarta entrega. Creo que con cada visionado gana bastante pues la recordaba salchicherilla y en esta última ocasión me lo he pasado teta. Nada más empezar ya tenemos un homenaje a los grandes slashers del terror, ya que en el depóstio de pruebas donde cogen al maltrecho muñeco, se pueden apreciar en pausados planos los símbolos mas representativos de estos iconos del terror: las máscaras de Jason y Michael Myers, así como la motosiera de Leatherface y las cuchillas de Freddy. Primer puntazo para la saca que había pasado desapercibido en mi primer visionado.
Por otro lado, es obvio que Chucky era un personaje ochentero que necesitaba renovarse. Y que mejor forma que hacerlo de forma cómica y con muertes enrevesadas. Ese ha sido el mejor acierto ya que es un personaje que se presta a chistes macabros. Va en la personalidad del muñeco y ya no se trata de una peli de terror, es más bien una comedia violenta.
Calificación: Graciosamente sangrienta
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